POR ALAIN JIMENEZ DIAZ.-
La historia de
San Isidro de los Destiladeros sigue saliendo a la luz. Las ruinas del
que fue un próspero ingenio azucarero son estudiadas por más de una
veintena de arqueólogos, museólogos e historiadores que toman parte en
el XIII Taller Nacional de Arqueología Industrial, auspiciado por la
Oficina del Conservador de la ciudad de Trinidad y del Valle de los
Ingenios.
Este año las excavaciones se realizan en el área correspondiente a una
de las tres naves del barracón de esclavos de San Isidro de los
Destiladeros, ingenio que fue erigido en el último cuarto del siglo
XVIII y produjo azúcar hasta finales del XIX.
“Pretendemos hacer un estudio de todos los elementos estructurales de la
nave, determinar las dimensiones de las estancias y el tipo de
pavimiento, y pueden aparecer objetos que nos ayuden a comprender cómo
vivían los negros esclavos dentro el barracón”, explica Leonel Delgado,
Jefe del Departamento de
Arqueología Industrial de la Oficina del
Conservador de la ciudad de Trinidad y del Valle de los Ingenios.
En San Isidro de los Destiladeros se excava desde el año 2000.
Entonces se hizo un hallazgo de gran significación en todo el Caribe
insular: el llamado tren jamaiquino, tecnología utilizada para cocinar
el guarapo, que en el ingenio trinitario consta de una sola boca de
fuego que alimentaba cinco pailas, y permitía un considerable ahorro de
energía (se usaban bagazo y madera como combustible).
Los arqueólogos también han trabajado en el área de la destilería y hace
poco descubrieron el puente por el que pasaban las carretas cargadas de
caña.
En años venideros, además de proseguir las excavaciones en el barracón
de esclavos, se prevé intervenir en la casa-hacienda, el área del
trapiche y el sistema hidráulico del ingenio, este último formado por
una represa con su canal, que servían para abastecer de agua a todo el
ingenio.
Cuando se fundó en el siglo XVIII, la referida fábrica de azúcar era un
trapiche nombrado San Juan Nepomuceno. En 1830, cuando ya se le llamaba
San Isidro de los Destiladeros, contaba con todas sus instalaciones de
mampostería y con la tecnología del momento, además de tierras dedicadas
a labranzas, con árboles frutales, cañaverales y pastos. Luego, en
1890, cesó la fabricación de azúcar para asumir diversas e inestables
producciones.
Según Leonel Delgado, el Taller Nacional de Arqueología Industrial, que
se celebra anualmente, permite agilizar las labores de excavación, que
durante el resto el año acometen los seis arqueólogos de la Oficina del
Conservador de la ciudad de Trinidad y del Valle de los Ingenios.
San Isidro de los Destiladeros es la fábrica de azúcar que mejor se
conserva en el famoso Valle de los Ingenios, que en 1988 fue declarado
por la UNESCO, junto a la urbe trinitaria, Patrimonio Cultural de la
Humanidad.
El sitio arqueológico, uno de los más importantes de la geografía
espirituana, pudiera convertirse en el futuro en un museo a cielo
abierto, dedicado a la temática de la industria azucarera y sus sistemas
y procesos de producción.
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