domingo, agosto 05, 2012

Sancti Spiritus, la capital mas ruralizada de Cuba

Sancti Spíritus es la capital provincial más ruralizada del país. En ello concuerdan especialistas de Planificación Física, visitantes cubanos y foráneos, y hasta sus propios pobladores, quienes han visto
crecer la ciudad muy poco en las últimas décadas.

Con un solo edificio de 12 plantas, la carretera que debía circundarla a medio terminar y numerosas violaciones constructivas, tanto en zonas patrimoniales como en repartos de nueva creación, la
villa del Yayabo muestra a Cuba una fisonomía menos atractiva que la de sus vecinas Santa Clara y Cienfuegos.

Sin embargo, más allá de cualquier comparación, lo que más lamentan sus habitantes es el desbarajuste actual en materia de urbanismo y las pocas perspectivas de desarrollo de la que fuera designada en 1976
como capital de todos los espirituanos.

Aunque no lo parece, Sancti Spíritus tiene su plan general de ordenamiento aprobado por la Asamblea Municipal del Poder Popular desde febrero de 2004, documento que regula lo que puede o no hacerse
en el perímetro urbano.

 No obstante, amparados en el carácter flexible del plan se han acometido empresas que, si bien no violan las normas urbanísticas, tampoco estaban incluidas en los posibles usos del suelo concebidos
por la Dirección Provincial de Planificación Física.

Segun especialista de la entidad  así sucedió con la Delegación del MINAZ que actualmente se encuentra en la zona norte del Chambelón, aunque no es el lugar idóneo para oficinas, y con la que fuera casilla especializada hasta hace poco, la que se abrió en la calle Independencia, en un área en la que causaba con
frecuencia congestión vial.

El panorama se complica aún más en el enrevesado mundo de las casas particulares, pues las personas fabrican muchas veces de forma ilegal sin solicitar asesoría y el resultado entonces es caótico.

Entre las violaciones detectadas con mayor frecuencia figuran los garajes en edificios multifamiliares, la mala alineación de las fachadas, las escaleras exteriores que interrumpen el paso peatonal y
las modificaciones sin tener en cuenta el estilo en el centro histórico.

Al decir de los directivos de la Vivienda en la cabecera municipal, un gran porcentaje de las ilegalidades se debe a la tolerancia e inacción de las entidades que deben velar por el cumplimiento de las
regulaciones y las licencias de obra.

Por otra parte, el cuerpo de inspectores, los técnicos y la comisión de enfrentamiento creada a esos efectos no siempre actúan con todo el rigor que debieran. De ahí que mientras unos titubean para aplicar
leyes y decretos a rajatabla, la ciudad se transforma en una jungla mucho más enredada que la que dibujara Wifredo Lam en 1942.

Basta con deambular por cualquier calle espirituana para observar la impunidad campeando por su respeto: escaleras y balcones colgantes sobre las aceras, rejas que invaden los espacios públicos,
organopónicos privados en áreas comunes, agujeros para aires acondicionados en fachadas coloniales, ventanas de aluminio a centímetros del tendido eléctrico.

Tal panorama, agudizado por el estancamiento de los grandes planes constructivos, amenaza con plantar bandera definitiva en las márgenes del Yayabo si las autoridades competentes no ponen freno ahora,
mientras queda tiempo, al reguero urbanístico en que se ha convertido la capital de todos los espirituanos.-

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