Por Enrique Ojito Linares
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjA3Zabn_dh3XEh3AMSI2rLw2bcLmch6sQHxQmUxU3jrG9A9z2UGbY8L79RuFbWmhmczfJ8vpDALF9TQFPAiOiwUwS1S0CWQaanKdNSnnXqp4xhb5-MVU0YPtQhvgd-2aCECM_tmQLmjLE/s1600/rene-glez-.jpg) |
René González junto a sus hijas Ivette e Irmita. |
Los golpes, secos, insistentes, contra la puerta del apartamento. “¿Quién puede ser a esta hora?”. Con la inquietud en el cuerpo, René se incorpora de la cama, coge un short blanco y va a abrir descalzo. Delante, armados hasta los dientes, los agentes del Buró Federal de Investigaciones. René, al piso; luego, manos esposadas a las espaldas. A Olga Salanueva, cuando llega del cuarto, la tiran contra la pared. “¿Qué pasa?”. “Quieren saber si soy René González y si pertenezco a Hermanos al Rescate”. Ajenas a todo, sus hijas Ivette e Irmita duermen, hasta que…
“Empecé a oír ruidos bastante fuertes -detalla Irmita. Sentí una luz y vi dos hombres en la puerta, junto con mi mamá. Me dijeron que levantara las manos, que no tocara nada. Todo fue muy confuso, medio oscuro; mi mamá dijo: ‘No te preocupes, ven para acá’; la abracé y comencé a llorar. Cuando le pregunté por mi papá, me respondió: ‘A él ya se lo llevaron”.